Si bien son muchos los consejos que se les dan a los emprendedores y a las familias empresarias desde la academia, la consultoría y la literatura, difícilmente van a contribuir al objetivo de la continuidad empresaria si no se le pone al asunto mucha, muchísima pasión.
Si nos vamos al momento cero, emprender, desde la perspectiva del fundador es, por definición una actitud vital que debe abordarse con toda la carga de pasión. Actuar desde la pasión marca la diferencia de las familias empresarias que trascienden.
Emprender en familia es apasionante. Nada tan retador como contribuir a darle continuidad y lustre al legado creado por los antecesores. Por eso, se habla de la enorme potencia de las empresas familiares cuando gestionan bien sus singularidades.
La sostenibilidad de las familias empresarias de hoy demanda muchas capacidades. Capacidades que exceden las de una única persona por muy inteligente y competente que sea. Por tanto, nadie sobra, todos aportan valor… siempre y cuando se trabaje con pasión.
Pasión de los jóvenes por querer aprender de los mayores, su historia, sus valores… Pasión de los mayores por escuchar con apetito las nuevas ideas que nos proponen las generaciones continuadoras. Pasión por hacer crecer la empresa juntos.
Pasión por seguir emprendiendo, por seguir innovando. Pasión para atraer a los mejores. Pasión por rodearnos de buenos profesionales y mejores personas. Pasión por dar pasos firmes en el proceso de institucionalización como familia empresaria. Pasión por querernos, por admirarnos. Pasión por trabajar con los más altos estándares éticos, con rigor y transparencia. Pasión por ser actores relevantes de la sociedad civil. Pasión por querer crear como familia empresaria un entorno de felicidad, de liderazgo.
Y pasión por apasionar a las generaciones jóvenes, para que se interesen por la historia familiar y se conviertan en accionistas responsables que cuidan el legado para entregarlo a la siguiente generación.
El objetivo de la continuidad empresarial no es nada sencillo, menos aún en el entorno convulso y dinámico de la sociedad de cambio. Para ello es necesario un esfuerzo colectivo importante de todos los miembros de la familia empresaria desde el lugar en el que estén. Se debe imaginar a una familia empresaria exitosa por generaciones como la cuenca de un gran rio con sus respectivos afluentes. Un gran rio lo es porque cuenta con grandes afluentes. Una gran familia empresaria lo es, porque muchos de sus integrantes han contribuido a lo largo de las generaciones y siempre con mucha pasión. ¡Inscríbete ahora!