Tradicionalmente las familias empresarias han preferido una política de comunicación de bajo perfil, obviando tratar cualquier asunto que pudiera generar conflicto desde el punto de vista interno o manteniendo una postura de discreción de cara al exterior.
Pero hoy en día vivimos en la era de la comunicación e hipertransparencia por lo que la comunicación es más necesaria que nunca. Desde el punto de una empresa, si no se comunica lo que se hace, otros lo harán por ti, y dado el peso que tienen los medios y las redes sociales en el entorno, es aconsejable que el liderazgo de la comunicación lo lleve la familia.
Desde el punto de vista interno, familiar, no tratar los asuntos problemáticos no evita el conflicto, en todo caso lo retrasa y puede hacer que después sea mayor. Las familias deben comunicarse precisamente para disminuir conflictos o solventarlos cuando surjan según unas reglas previamente consensuadas que les permitan tener las herramientas para afrontar los problemas con serenidad.
Según van creciendo las familias empresarias, éstas deben crear espacios donde poder hablar de los asuntos que les atañen, pero de forma institucional, con rigor en el proceso, evitando conversaciones informales. Por ello recomendamos crear un Consejo de Familia o equivalente, donde poder debatir algunos asuntos como: los planes estratégicos de familia, la acción social de la familia, los itinerarios formativos de las generaciones jóvenes y futuros accionistas, la evolución de la empresa a nivel informativo, y en definitiva crear un lugar donde poder trabajar las expectativas de los distintos miembros de la familia, un lugar donde todos deben ser escuchados.
Hoy las familias son cada vez más diversas, las nuevas generaciones tienen visiones más globales y digitales que las generaciones anteriores y traen consigo una preocupación por su entorno y por el medio ambiente, lo que hace que aporten o sugieran mejoras y adviertan oportunidades de negocio muy distintas de las de sus padres o abuelos. Pero para poder conectar estas dos realidades es fundamental que existan esos espacios de comunicación.
A nivel corporativo, es muy importante que la propiedad se comunique de forma efectiva y continuada con sus empleados. Los trabajadores de una empresa deben conocer la visión, estrategia y objetivos de la empresa familiar, sobre todo en momentos de cambio donde será necesario trasladar las razones que lo motivan. Solo así se logrará un sentimiento de orgullo y pertenencia de los empleados con la empresa.
Por último, hay que cuidar la comunicación externa. Si uno no comunica lo que hace, habrá otros que lo hagan y perderemos el control de lo que se comunica. Es importante que las empresas familiares comuniquen muchas de las cosas buenas que hacen que de otra forma no se conocerían. Desde la humildad y sin necesidad de egocentrismos, los empresarios familiares deben potenciar la reputación de la empresa como una palanca de creación de valor. Los clientes están más satisfechos cuando conocen quién está detrás de una marca, o qué hace esa empresa por su entorno.
Una medida de la madurez de una familia empresaria es sin duda su gestión de la comunicación tanto dentro de la familia como con sus distintos stakeholders.